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viernes, julio 06, 2018

Nuevas formas del amor en los años del milenial

La que mira en la ventana con las manos ocupadas, espera una respuesta que le hará temblar los dedos cuando aparezca la señal en la pantalla. No llegará esta noche.  Vacía y sola saldrá, en un bar volverá a ocupar sus manos con un vaso de vodka.

Si no llegó esa noche es porque se sintió abrumado de tantas noches con ella. Hay tanta emoción y misterio después de esta tarde de lluvia, justo hoy, ante los nuevos ojos que descubrí al tropezar en el metro.  "No podría haberlo dejado pasar. No como para esconderme cada noche en la misma habitación".

Una cara felina, no puede hacerme olvidar su dulzura. Resistiéndose al cuerpo que la abrazaba después de varios tragos. 

Los barmans se cansan de tener tantos espectadores cada noche, pero hoy lejos de sentir tedio, se dedicó a ocupar sus manos, con vodkas y besos. Tenía los ojos verdes, el pelo largo y la vida demasiado libre como para irse con ella sin saber su nombre.

"No quiero olvidarte esta noche. Pero si tu no llegas hoy tampoco yo lo haré"

Luego de tropezar en el metro, tropezó con ella en una cama. Penumbra en medio del deseo.  Deseo en medio de la prisa. Prisa que llevó al vacío. Sólo encontró una sábana ajena con olor a soledad.

Sus ojos verdes se enfurecieron al sentir el rechazo. La dejó en medio del callejón. Una mujer no siente pena de dejar una desconocida en la calle oscura.  Lo que siente es una tremenda estupidez por haber perdido el tiempo.

Ella caminó fijando el rumbo con el GPS.

Él llegó primero.  Se dio un baño.  La esperó hasta quedar dormido.  Cuando ella llegó despertó y sintió otro tipo de premura.  La de abrazarse a ella y dejarse ocupar por sus manos.