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martes, agosto 29, 2017

Lo que encontrarás después de ti

Desierto de lunas, oscuridad en un día de fiesta, laguna seca y salada de otros besos. En medio del vacío, donde quedó el eco de tu cuerpo hacia el mío, flotan antiguos vestigios de lo que fuimos. Quien me busque detrás de este muro de niebla, encontrará sueños hechos piedra antes de haberse marchado cien lunas.

sábado, agosto 05, 2017

Yo voy por ti

Yo voy por ti. Tan natural como ir por un respiro cada vez, sin condición voy por ti. Tu piel es mi flor. Entre tu voz yo navego, embarcada en mis días, a la merced de las horas y sus ritmos. Y así voy por ti. Con lo poco que poseo. Con lo mucho que te quiero. Tan breve como es la vida, tras la eternidad en tu mirada. Con imaginarios gatos, desesperadas lunas, ante el nocturno silencio que te rinde. Así sin más, voy por ti.

Para qué sirve el destino

Con esos jeans viejos, en esa tarde de julio, cuando nadie pensaba en el amor, ella pudo haberle dado un vuelco a los trazos, ella pudo haber sacudido la hoja, para romper líneas y volverlas garabatos. Al fin, así de enredado resulta el destino.

Recién llevaba una trenza, de esas como jamaiquinas que por puro gusto se tejió.  Cero maquillaje, sólo la sonrisa.  Él vestido hasta la corbata, como banquero, caminando a la oficina.  Debieron ser las cuatro o las cinco de la tarde.  Se encontraron, sólo se dijeron hola, tres o cuatro frases  y luego un rápido adiós.  Y ella que no pensaba en el amor se fue pensando, en sus ojos verdes, en su voz pausada.  Y él que no pensaba en el amor, soñó con ella esa noche, con su tez perlada.  Y se arrepintió de no haberle preguntado más, de no haberle pedido el teléfono. Y se levantó ese día decidido a escribirle un mensaje por el facebook, pero no se atrevió y entonces pasó más tiempo, le presentaron a Irene y se casó con ella.  Ella siguió dibujando trazos, que se fueron pareciendo más a las sombras. Conoció a Ricardo, se casó con él.  Será el verano, la nostalgia o el silencio, pero hay tardes en que los dos coinciden y se piensan.  Y si le hubiera pedido el teléfono, en su mente se pregunta él.  Y si le hubiera invitado a aquel café, en su mente se pregunta ella.  Habrá veranos, nostalgias o silencios si el destino un día decide que se encuentren, esta vez sin trenza y sin corbata, sólo con los ojos y por fin descubran para qué sirvió el reencuentro.