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martes, julio 31, 2018

La prisa que sí tiene el tiempo

Ayer pasé por una de esas tiendas que venden el arte en paraguas, bufandas o maletas.  Decidí entrar y aunque nunca he sido un fan de Dalí, opté por comprar para un amigo que vería esa tarde, una de esas tazas de relojes escurridos.  Cuando llegué a la cita, me arrepentí de haberle comprado ese regalo.  Su semblante era tan parecido al de el reloj blando. Yo que esperaba verlo mas entero que nunca para que me contara de su nuevo trabajo y su reciente novia después de su segundo divorcio, lo encontré desgarbado y dolido.  Lo habían despedido quince días después por un capricho del dueño, para poner en su lugar a un pariente desempleado.  La joven novia se fue con otro. Y sus ex mujeres se peleaban por el poco dinero que le quedaba. Se sentía viejo y usado. Preferí no sacar la taza de mi mochila y en lugar de eso, alentarlo con una lista de cosas positivas que podría sacar de lo ocurrido. En algunas cosas me hacía caso, en otros momentos dejaba de escucharme para mirar como escurría la lluvia sobre el cristal de la ventana. Los corazones no suelen ser tan duros como uno los percibe. Pedimos la cuenta. No dejaba de llover.  Antes de despedirnos me pidió el contacto de un conocido para llamarle, le quería vender una de las pocas cosas que le quedaban para obtener dinero mientras volvía a conseguir trabajo.  Al abrir la mochila, la taza accidentalmente cayó justo en la corriente de un charco paralelo a la banqueta que semejaba un río.  Los trozos se fueron alejando, con la misma rapidez con que quiso despedirse, con la misma prisa que sí tiene el tiempo, en la mentira de un reloj blando.

domingo, julio 22, 2018

Letras en el viento

Sobre mi cara, la fuerza del viento.  Yo miro al mar.  Y tú me miras.  Esperas que te diga si al fin voy a quererte. Si lo que me dice el viento es que te bese.  No aguardes por mí que ya me he ido. Ya no estoy aquí, mi cabeza y mi mente me rebasan. Sólo puedo abrazarte con el viento. Esconder tu cara en mi cabello.  Sin que me pidas si al fin voy a quererte, te quiero siempre como el viento.

jueves, julio 12, 2018

All In One Night

Una vez en mi cabeza no dejaba de sonar Somebody That I Used To Know de Gotye.  Era que mi cuerpo se quedaba trabajando, la parte de mí que podía ser libre, se transportaba de pronto a una ciudad de Texas, caminando bajo el sol quemante, buscando una de esas tiendas frías que venden de todo y de las que no te quieres salir hasta que pase el calor. En otro momento una brisa me llevó a un atardecer en el lugar más sereno de Las Vegas con Home de Michael Bubble sin prisa, sin nada en la cabeza mas que disfrutar de la serenidad en un contraste, una ciudad que en medio de su estridencia me sonreía.  O quedarme dormida en el piso, con la cabeza recargada en mi  mochila, en el aeropuerto Charles de Gaulle en París con Más Allá de Miguel Bosé, esperando el amanecer para no pagar hotel. En el presente, mientras los demás planean con irse a tumbar a la playa, desde mi aburrida rutina escucho All in One Night de Stereophonics y la voz de Kelly Jones me lleva a esas noches en que un ritmo, un sonido, una piel y el roce de unos labios, de pronto te vuelven aventurero, loco, sin miedo. Porque todas las crónicas de música y de tiempo que se apilan en mi mente, siempre serán la medicina que cure las migrañas de la chica que resuelve los problemas de la gente en una oficina gris.

lunes, julio 09, 2018

Todos los futuros son inciertos

Que me digas que lo sabes, no cambia mi percepción. Navego en montañas de papel acrisoladas, escritas con mi poco entendimiento. 

Que me digas que estarás, no hace que me sienta menos sola.  Aún con tu lámpara encendida en las horas más oscuras de mi noche, a la mañana siguiente podrías irte.

Nací sola con todos mis latidos y sola sin ti, un día el futuro va a llamarme.

sábado, julio 07, 2018

Hasta pronto

Le digo al mar. Después de haberme dejado seducir con el nocturno lenguaje de sus olas. Amante misterioso que antes de que salga el sol, comenzará a alejarse indiferente. Borrará cada vuelco en un montón de espuma y olas. En esa despedida no va ni un poco de memoria. Al igual que él he aprendido a dejarle. No me duelen su restos de sal, que anoche fueron besos y hoy me queman.  No lastima la resaca de las palabras devueltas.  No me invade, no lacera.  No vulnera mi andar su adiós callado. Porque se que esta noche besará mis pies para que vuelva. Y  quizá hoy decida no mirarle.

viernes, julio 06, 2018

Nuevas formas del amor en los años del milenial

La que mira en la ventana con las manos ocupadas, espera una respuesta que le hará temblar los dedos cuando aparezca la señal en la pantalla. No llegará esta noche.  Vacía y sola saldrá, en un bar volverá a ocupar sus manos con un vaso de vodka.

Si no llegó esa noche es porque se sintió abrumado de tantas noches con ella. Hay tanta emoción y misterio después de esta tarde de lluvia, justo hoy, ante los nuevos ojos que descubrí al tropezar en el metro.  "No podría haberlo dejado pasar. No como para esconderme cada noche en la misma habitación".

Una cara felina, no puede hacerme olvidar su dulzura. Resistiéndose al cuerpo que la abrazaba después de varios tragos. 

Los barmans se cansan de tener tantos espectadores cada noche, pero hoy lejos de sentir tedio, se dedicó a ocupar sus manos, con vodkas y besos. Tenía los ojos verdes, el pelo largo y la vida demasiado libre como para irse con ella sin saber su nombre.

"No quiero olvidarte esta noche. Pero si tu no llegas hoy tampoco yo lo haré"

Luego de tropezar en el metro, tropezó con ella en una cama. Penumbra en medio del deseo.  Deseo en medio de la prisa. Prisa que llevó al vacío. Sólo encontró una sábana ajena con olor a soledad.

Sus ojos verdes se enfurecieron al sentir el rechazo. La dejó en medio del callejón. Una mujer no siente pena de dejar una desconocida en la calle oscura.  Lo que siente es una tremenda estupidez por haber perdido el tiempo.

Ella caminó fijando el rumbo con el GPS.

Él llegó primero.  Se dio un baño.  La esperó hasta quedar dormido.  Cuando ella llegó despertó y sintió otro tipo de premura.  La de abrazarse a ella y dejarse ocupar por sus manos.


martes, julio 03, 2018

El deseo convertido en atadura

Esta noche Paula hizo su rutina.
Como siempre sin mirarse al espejo.
Como nunca sin él ahora.
En otro espacio y en los últimos minutos Dante la pensó.
Como antes cuando tan cercanamente estuvo.
Como ahora que existe tan lejana.
El ruido de un avión dispersó los pensamientos de él.
El silencioso halo de la luna, acrecentó la ausencia junto a ella.
Como el tiempo, muchos aviones y muchas lunas tendrían que haber pasado.
Hasta ese día en que volvieron a encontrarse, de frente, en una esquina.