Entradas populares

martes, agosto 30, 2005

Colección de cosas etéreas

Volver a los viejos inventarios, de voces vetadas y vientos sublimes, que mueven mis alas invisibles y rotas. Pasos de vals en el reloj. Sigo confundiendo su ritmo interminable con la marea de los cuerpos en las lunas menguantes. Rescato el sueño que se intentó permanente, se suma entre costales de nubes apilados. Suficientes imagenes enmarcadas a destiempo.

domingo, agosto 28, 2005

Entre el geranio y las dudas

Luca me ha dicho que me extraña ¿y yo qué siento? Le ha contestado mi silencio. Recién cerré y no puedo despegar la espalda de la puerta. Quizá él también se quedó pensando del otro lado, con su espalda en contra de la mía y apoyando la cabeza. Luca me extraña, yo sólo lo recuerdo.
Muchas veces le dije a papá que lo extrañaba cuando se iba de viaje y solía llamarnos por las noches. Aprendí a decir “te extraño” por mamá, se lo decía todo el tiempo, yo empecé a repetirlo sin saber bien lo que era. Cuando papá regresaba, con risas y abrazos nos juraba lo mucho que había echado de menos la sopa caliente y la luz de la lámpara. Yo seguía confusa sin atreverme a expresar mis enredos.
Luego vinieron las cartas de Tiara después de haber venido a pasar un verano con nosotros. Siempre terminaba escribiéndome “te extraño”. Con cuatro años mas que yo, quizá ya comprendía mejor de sentimientos. Lo cierto es que tengo diecisiete y la frase me sigue causando profundas dudas. Si extrañar es recordar, o es la falta de algo, o la pérdida de lo que tuve.
A mi me gusta la piel de Luca, con sus pecas en los hombros, incluso con las manchas de sol que le han salido en los brazos, pero no sé si quiera tenerlo conmigo todo el tiempo, pues cuando se va no siento nada y me dedico a los gatos y a quitar las hojas secas del geranio. Mientras mamá va siguiéndome del jardín a la cocina, sin dejar de redundar que es un buen chico. Yo sé bien, sí lo es; sin embargo, no sé lo que siento. Si me aprieta los labios con su boca, se instalan en mi cuerpo las estrellas, resbalan y buscan refugio en mi vientre. ¿Es eso amor? Cuando Luca viene siempre dice que me quiere, me acaricia la cara mientras me cuenta historias y me hace reír, a veces se revela ante mi trayéndome cigarrillos a escondidas de mamá y todo parece tan intenso, los días se iluminan y se me antoja abrazarlo y su piel se me figura la de las hojas de un geranio perfecto de terciopelo. Pero luego pienso en las llegadas de papá cuando vivía con nosotras y la sensación de saberlo feliz entre la sopa y la lámpara. Mi afecto hacia Luca se pierde, se lo lleva la corriente de mi propio desconcierto.
Quizá extrañar es como cuando deja de haber uvas en la estación y yo me muero de ganas por mojarme los labios con un jugo fresco de los que prepara mamá, puede haber de muchos otros jugos, pero yo deseo el de uva fresca. Luca puede venir con sus pecas y sus brazos a llenar con su piel todos mis atardeceres, quizá cuando ya no venga desee tanto humedecer mi boca con la suya que entonces por fin entienda lo que siento.
Sé que mamá volverá con su discurso y que tendré que escribirle a Tiara para que otra vez intente sacarme de las dudas. Papá no ha vuelto.

viernes, agosto 26, 2005

Andantes que cruzan por mis huellas

Por ahí caminan. Unos insistiendo en las verdades a medias. Otros permanecen inmutables, rocas que mi pasión abordó con fuerza. Playas secas que intenté llenar con mi locura. Cruzan los que se inventan la risa. Atrás las sombras simuladas. Pasos en falso sobre escaleras de niebla que conducen a alcobas prestadas. Y sin embargo laten, comen, están. Pobres solitarios en comuna, no saben que viven en desvelo, ni ellos se advierten. Tristes corazones hetéreos, nacidos sin piel.

martes, agosto 23, 2005

Cielo

Vera inhala las estrellas que le arrebató a la noche. No le parecen suficientes. Para desterrar la agonía de la vigilia incipiente, se deja seducir por las sólidas gotas que almacena en una caja. Odia el día. Mientras el sueño llega, cruza los brazos y se mece en la ventana, esperando otra vez que vuelva. Pero llega primero la inconciencia. Más fácil ocultar el rostro de la luz, menos doloroso que esperarlo. Él llama desde un teléfono público. Vera no contesta, muy a pesar de sus gritos silenciosos que imploran rescate. Por fin ha llamado y ella no puede levantar la bocina. La busca en el centro. Camina hasta su casa. El timbre no funciona. Intenta con las puertas y ventanas. Nadie responde. Piensa que no está, que se ha ido, como tantas veces lo advirtió. Se marcha maldiciendo sus pasos. Quiere voltear, regresar, tumbar la puerta. Duda. Odia preguntar a sus amigas. Cuáles amigas si Vera las dejo de ver desde hace tiempo. Sube hasta el departamento de una de ellas. La mujer se asoma con un gesto poco amable. Pregunta por Vera, la mujer maldice. No sabe ni quiere saber de ella, la involucró en un robo. Lo corre. Pero antes le entrega una llave, que haga con ella lo que quiera. Él baja la escalera en el terror de pensarla muerta. Vuelve a la casa. La llave corresponde a la puerta trasera, que da entrada a un cuarto oscuro de revelado. En la mesa fotos y videos que Vera pensaba entregarle. Él no los ve por ir de prisa a buscarla. Antes que termine de pronunciar su nombre ya tiene sus ojos en los suyos, los de ella están cerrados, tumbada en el sofá. Una caja vacía, un sueño pleno. Levanta su cuerpo frágil, tiene la ropa arrugada y llena de manchas. La saca pretendiendo llevarla al lago que está cerca del parque. Está seguro que despertará. Su rostro pálido por fin se enfrenta al sol que tanto repudiaba. Él sabe que si despierta en sus brazos frente al lago, no le importara que el sol la vea.

lunes, agosto 22, 2005

El espacio y el fragmento perdido

Cuando todo se apaga, sólo queda un retablo. ¿Has sentido encajar las estrellas en tu espalda? Cristal molido, en la madera oscura. Mi sensatez no soporta su belleza, recuesto la mitad de mí, la otra mitad cuelga hacia el vacío. Esplendores plata que hieren, me dejo llevar carente de caminos o guías. ¿Alguna vez te dolió la danza secreta de las cenizas de luna en el rostro? Su delgadez surca mi superficie. Sólo tengo esta noche, dejarla significa desprenderse de otra posible mañana de adviento. ¿Quién dijo que había planetas fascinantes? Lo interminable se trata de abismos y silencios. Libertad y condena en un metro y setenta.

sábado, agosto 20, 2005

11

ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

Alejandra Pizarnik (Poemas de "Arbol de Diana")

viernes, agosto 19, 2005

Encuentro

Daimon ambiguo y poco preciso. Eres el fantasma de las tardes, o la voluntad que habría de seguir cada vez que irrumpes. Tardío, si te hubiera descubierto entre las líneas mucho antes, ya tendría otro discurso preparado. Voltearía de cabeza tus letras para enfrentarte con un idioma nuevo. La realidad es que ahora apenas empiezo a conocerte.

lunes, agosto 15, 2005

Las frases que se encuentran en medio de la casualidad

"Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay un poco de razón en la locura".
Friedrich Nietzsche

No es una simple vista

La lluvia dibuja en la ventana cientos de inicios, cotidianas pausas, espacios limitados por los bordes. Busco en el laberinto el esplendor del deseo. Se esconde entre la multiplicidad. Escurre entre la transparencia irreal del cristal húmedo, que desfigura los rostros que ayer se colmaron.

martes, agosto 09, 2005

Agosto

Versos extendidos como pliegues. Dunas recien creadas por los cúmulos de la carencia. El aliento esbozó la tarde, construyó la nocturna necesidad de saberse, de inventarse en ríos, sobre la sequedad que parecía perdida. Fugaz entrelazo de sombras. Intentos por mantener el perfume impregnado en las sábanas que albergaron sueños. La piel se deshoja de silencios.