El que cuenta su historia, a veces lo hace sin decirlo, porque cada paso, cada mirada o cada surco en la piel, hablan mucho más que lo que él dijera en una tarde de ocaso frente al sol. Cuando te cuente algo de mí, observa mi rostro, aprieta mi mano, dame un beso. Ahí estará toda mi vida.
2 comentarios:
Efectivamente no hay palabras ni versos que puedan explicar el resumen de nuestra vida, que los besos, las miradas cómplices, las caricias enhebradas a la piel o las arrugas en el rostro.
Un abrazo.
Gracias querida Estrella! Siempre un gusto verte por aquí.
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