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lunes, agosto 15, 2016

Paris, Texas


Alguna vez había referido que yo nací y crecí entre la frontera de México y Estados Unidos, entre Tamaulipas y Texas, durante los años ochenta. Quizá por eso me proyecté visualmente en esta maravillosa película, filmada justo en esa época. Mi afortunado reencuentro con Paris, Texas me ha dejado más de lo que esperaba de una obra que recordaba muy poco o casi nada. 

En mi pequeña ciudad del lado mexicano, había alrededor de cinco viejas salas de cine que en su mayoría proyectaba cine de ficheras (género de la cultura popular mexicana de los años setenta  y ochenta; no apto para menores). Exceptuando a un par de salas llamadas Cinemas Gemelos, que proyectaba películas americanas y taquilleras, acudir al cine era de mala reputación. Los adolescentes mas apegados a las reglas o regaños de familia nos fuimos haciendo a la idea de ver el poco cine hollywoodense que llegara (léase Karate Kid o las películas de Rocky)  o si el presupuesto familiar lo permitía, tener acceso a películas por señal de cable,  de aquellas de antena parabólica que compartía el negocio local, o rentar  del mismo negocio las pocas películas copiadas, o sea no originales, en cartucho Beta grabadas con una videocasetera desde la misma señal de la antena parabólica. (Antes no había leyes contra la piratería). Aún así no dejaba de ser cine casi en su totalidad americano.  Yo crecí sin saber que era Cannes pero sí bien enterada de los Oscar. Por cierto, me hace gracia recordar estos hechos, tan distantes.  Pero volviendo al tema, París, Texas nunca habría llegado a un cine de Matamoros y al haberla encontrado 30 años después me envuelve en toda esta ambientación a la que he hecho referencia.

París, Texas, película europea, filmada en el sur de Estados Unidos, en su ambientación desértica, con hoteles de carretera y restaurantes de hamburguesas, es la narración de un amor imposible, que el mismo amor hace posible. No en la forma empeñada del final feliz y realizado que las telenovelas mexicanas a través de la historia (por cierto desastrosa) hacen creer. Sino del amor que trasciende, con base en una decisión dolorosa pero a la vez liberadora.

Una película de la cual si el espectador no tuviera referencias, sería mejor. No sabría a dónde le llevara la trama, pero le mantendría interesado en esa entrañable sencillez de lenguaje que contrasta con la riqueza visual de una fotografía extremadamente cuidada.  Otro dato que no pude dejar pasar es que la música de fondo en escenas fundamentales es mexicana. 

Una película memorable de la que no quiero contar más, precisamente para no revelar todas esas referencias que la harían perder su magia.

Gracias a Paris, Texas por un fin de semana de recuerdos.





3 comentarios:

Miguel Pina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Miguel Pina dijo...

Hola Graciela, magnífico texto, aún más, excelente diría yo.
Como gran aficionado al cine he disfrutado mucho de tus vivencias personales en aquellos tiempos y como llegaba el cine hasta ti.
Respecto a la película que comentas no la he visto, pero me la apunto ya mismo,me encantan las películas ambientadas en los lugares que comentas, si además es buena pues mejor que bien.
Un gran saludo y gracias por tan grato texto que ha sido un verdadero placer disfrutarlo.

Graciela Garza dijo...

Gracias Miguel por tus comentarios que siempre me entusiasman. Hice algunas precisiones en el texto. En realidad en Matamoros había menos de diez cines, contando bien eran sólo cinco y todos de una sala. Lo del cine de ficheras ni como arreglarlo jajaja, era la realidad de aquel tiempo. También debí precisar que Paris, Texas es una producción europea filmada en Estados Unidos, de cine independiente o no comercial. Hasta donde pude leer, ganó la Palma de Oro en su año de competencia.

Mis reseñas no son comparables a la gran calidad de las tuyas, por lo que mas bien quiero decir que este texto no es una reseña, pero sí una vinculación de mis recuerdos a lo que encontré en esta obra.

Te mando un gran abrazo.