Blog de experiencias cotidianas. Te hablaré de libros, de cine, amor y desamor. Te hablaré de lo que hablamos todos.
Entradas populares
-
Un respiro me puede llevar al otro extremo del puente o al precipicio de la angustia a la alegría de verte o a la sombra de dejarte a c...
-
Y ahora hablo contigo en diminutivo, con nombres de pastel... Le cantaba Melia a su perro Bolo. No es una canción para perros pero a ella...
-
Los domingos son perlas solitarias, en el impuesto collar de la semana. Cada domingo es una cuenta melancólica, lágrima blanca que parece in...
-
Hemos jugado a los enigmas desde niños, aventabas pedazos de papel a mi ventana con frases siempre inconclusas, con interrogantes siempre di...
-
Bajo mi cielo azul y Casiopea la perfección de luces y milagros el respiro profundo entre mis labios y tus ojos aquí para que crea que ...
-
Tienes la mirada tan azul. Cuando te conocí, no pude sostenerte la mirada, tus ojos sin querer me ahogaron. Imposibles las palabras, como p...
-
La tarde se mira en sus propios espejos de agua. Tiene una cara recién lavada. Se acomoda el pelo de herbaje con un cepillo de viento. Y es...
-
Versos extendidos como pliegues. Dunas recien creadas por los cúmulos de la carencia. El aliento esbozó la tarde, construyó la nocturna nece...
-
Luca me ha dicho que me extraña ¿y yo qué siento? Le ha contestado mi silencio. Recién cerré y no puedo despegar la espalda de la puerta. Qu...
miércoles, noviembre 22, 2017
Entre el humo del café
Que voy a escribir que tú no sepas. Esa mirada tuya que ha andado por el mundo y por los cuerpos, ese destello que no adivinas y esa forma de ir desprevenido, me hace desear no sentir tanto, no pensar tanto. De qué voy a hablarte cuando vengas y te sientes conmigo en esta mesa, que sólo sabe de café y ausencias. Cómo voy a mirarte, si no sé sostener mis ojos en los tuyos por miedo a que adivines mi futuro mas incierto y me digas a la cara lo que no quiero escuchar. Cómo voy a permitir que me seduzcas, si antes de que me beses sabré que te habrás ido. Puede ser que mañana escriba lo que sabes, que te hable por fin de lo que duela, que te mire de una vez y te desarme. Que esta vez seas tú el que se quede entre el humo del café y mi recién comprada ausencia.