Es en esta orilla donde se confunde tu piel de avellana. La arena es nada. Ocaso detrás de un tul, tampoco distingo el horizonte. A razón de memorias voy delineando la suave duna, hasta que revuelco en lo sublime y pierdo la nocion del desierto. Como una hormiga en su universo pequeño, vuelvo a empezar sobre los granos de azúcar del deseo.