Cinco minutos. Algo empieza a desprenderse. Suave como un humo vestido de piel. Se eleva por las paredes, transgrede las voces, logra una salida. Esquiva cabezas, pensamientos, miradas que preguntan. Dónde vas. Abre la siguiente puerta, tira el carnet. Cómo te atreves. El viento espera, derrama libertades. Transporta. Sobre los edificios se acumula un vapor de nostalgias. Sigue en el vuelo, encuentra el eucalipto perdido. Ligereza en la montaña. Se impregna en el barro. Asciende por el azul prometido. Descubre la orilla, el bautizo de un barco imaginario. El quiebre de una botella, gotas frías, cristales minúsculos, llegan a las pestañas. El viento mira, no mires. Seca las gotas y lleva la esencia. Desde lo alto una fuerza avienta, traspasa un techo, tira a una cama. Blanca como la ola de un mar legendario y placebo. Ya no hay nada, solo piel
Blog de experiencias cotidianas. Te hablaré de libros, de cine, amor y desamor. Te hablaré de lo que hablamos todos.
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