No digas que no lo sabías. Acaso no te dije en el comienzo lo que costaría quemar las naves. Ahora hazlo. Prende fuego. Hunde en llamas el silencio y la furia de su última presencia. Sálvate por una vez; por el eterno retorno, que contigo la teoría no se cumple y la rabia del perverso no se aliviana en cada vuelta, cada retorno es fragmento que se transforma en lo inmenso. Rebasa tus males y tus miedo comunes, quema las naves y quedate en la isla. Esperar por otro destino sin tener que cruzar el oceano, por el mensaje que arroje una botella, no mas que ahora resulta ser el método mas atemporal para olvidar los despojos.
Blog de experiencias cotidianas. Te hablaré de libros, de cine, amor y desamor. Te hablaré de lo que hablamos todos.
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