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jueves, julio 28, 2016

Cuando el tiempo cobra para bien

Tienes la mirada tan azul. Cuando te conocí, no pude sostenerte la mirada, tus ojos sin querer me ahogaron. Imposibles las palabras, como parte de un naufragio. Un sentido de invasión que sin querer adentrabas en mi cuerpo. 

A pasos breves, con uno que otro toque de tus manos y una cantidad infinita de sonrisas, ocupaste un sitio real. En mi espacio, entre mis cosas. Acompañando la soledad de mi historia. Las cosas singulares se convirtieron en par. 

Cuando me llevaste al mar, entendí la profundidad, la comparé con tus ojos y el corazón se me volcó. Yo que nunca había entendido lo sublime. Yo que a cada paso pensaba en despertar del sueño. Pude entender que a veces el tiempo cobra para bien, para hacer algo bueno con la vida. 

Tienes la mirada tan azul y no puedo olvidar el mar, el Sur de México, nuestras manos acariciando el Caribe. Contando tus pestañas como se cuentan los días o los besos.

miércoles, julio 27, 2016

El espíritu olvidado del verano

Hace algunas semanas, por cuestiones de trabajo, le he dado vueltas y vueltas a lo que significa un proceso de transformación.  Y no doy con lo que tengo que hacer o hacia donde tengo que llegar. Hace algunas horas pensé que no doy o no llego porque para poder proponer un proceso que involucra personas, esencia, cultura, debo comenzar por mi propia transformación.  Y en eso estoy en cero.  Transformar, bendita palabra.  Cómo convertirse en algo mejor, cómo reinventarse, como pintarse de colores diferentes, sin dejar de ser uno mismo, para que la propuesta sea creíble. Tengo dudas serias y pensamientos existencialistas. Cómo voy a ser el ejemplo de la transformación si mi vida es enteramente subjetiva, dispersa, anti sistemática.  El espíritu olvidado de mi verano (como decía Amaral) es una consigna sin resolver. 

lunes, julio 25, 2016

Verano en la luna

Una vez en la luna, descargué mis pilas y decidí perderme horas, días, meses, lo que fuera.
Una vez en la luna decidí regresar.

Hoy tengo recuerdos de esos días
y un recuerdo sobre la levedad me seduce
mientras cargo bolso, mochila, lap top y cien pensamientos absurdos.

Una vez en la tierra, me quisiera marchar.

jueves, julio 21, 2016

Ausencia y nada

¿Será la ausencia la nada?  Imagino una habitación vacía, donde tus objetos y mis cosas ya no existen. O por lo menos no existen ahí, ocupan otro plano, otro lugar en el espacio, como si ocupar un espacio significara dar vida.  Imagino que no estás y entonces otra vez vuelve a aparecer la nada. No tengo palabras, ni emociones, ni siquiera tengo algo intangible como tu mirada. Entonces me aburro, o me angustio o entristezco. Me angustiaría por nada, porque mi vida estaría en medio de la nada. Y vuelvo al mismo ciclo, la ausencia será la nada. O la ausencia es la falta.  Y la falta un deseo perdido. Vuelvo al mismo ciclo, entonces vuelvo a la nada.

lunes, julio 18, 2016

Trece

Trece sueños en trece días. Te conocí en un día trece y una sorpresa más, eran las trece horas. Caminaste junto a mí después de preguntarme por una dirección. Y te dije sin pensar es por allá, a un paso de la calle trece. En un lapso demasiadas coincidencias.  Trece días durarían mis vacaciones. Trece piedras de colores, el collar que recibí cuando en la plaza te dije adiós y me miraste partir. Trece meses han pasado desde entonces y sigo soñandote en las lunas, arrancando al despertar las hojas de un calendario antiguo. Mi trabajo en el canal trece me hace olvidarte un poco, pero siempre regreso al mismo pensamiento, al otro lado del mundo, en un mes trece inexistente, quizá vengas a verme.

Electricity


Electricity
Reino Unido, 2014
Director: Bryan Higgins


Tal vez es un pecado sentarse a ver una película en medio del desorden de una mudanza. Pero el viernes en la noche, no quise saber más y me adentré en el catalogo de Netflix.  El resultado fue Electricity, una película que sin ser la mejor, puede valer mucho la pena.

Electricity es un filme independiente con una narración bien lograda. En hora y media nos cuenta sobre Lily, una joven alta y rubia, con todas las posibilidades para sobresalir, si no fuera por una afección que merma su calidad de vida, la epilepsia.  Sería muy fácil haber contado la historia de una chica luchando contra su enfermedad, con escenas cargadas de melodrama, al grado que el espectador tuviera que ir a buscar la caja de kleenex y mantenerla a un lado.  Pero lo que encontré fue un personaje que acepta su discapacidad y mas que buscar la cura, que no la hay, o preguntarse y reprochar su lugar en el mundo, busca reconciliarse con su pasado. En un trance de heridas y decepciones, el personaje no deja de ser colorido y esperanzador. 

Tocar fondo puede ser un lugar común, el mérito está en resolver la historia para evitar lo predecible y Electricity lo logra, al menos para mí.

Recomendable para cualquier noche en que se elija no leer un libro e intentar algo en la tele. 




miércoles, julio 13, 2016

¡Adaptación!

Adaptación es la palabra en este verano.  Recién me he mudado a otra ciudad mucho más pequeña, lo cual tiene su encanto porque el ritmo de vida es mas pausado, las distancias más cortas, el cielo más azul.  Aunque hay cosas que extrañas de una ciudad grande como la velocidad del internet, la inmediatez de ciertos servicios o el aire acondicionado. Soy fan del aire acondicionado! Nunca he sido una persona muy de ventanas abiertas, quiero decir, prefiero las ventanas cerradas al tener una particular relación conflictiva con el polvo.  Me enfada su desfachatez de meterse así por todas partes, descarado, silencioso e invisible, tanto que cuando he regresado a casa  hay una invasión en todos los objetos. Especialmente me pone mal tomar un libro, lleno de polvo, o querer usar un plato que tienes que lavar.  En las ciudades pequeñas se vive con ventanas abiertas y me está costando mucho trabajo cederle paso a ese elemento en mi mesa, repisa, vajilla, hasta en los muñecos de peluche de mi hija.  Apenas es la primer semana y creo desesperar.  Y aunque esta vez mi entrada no estuvo nada literaria, para mí resulta liberador contarlo y quizá encontrar que no soy la única.

sábado, julio 09, 2016

Sola en Irun

Me dijiste, a las 8 en la estación.  El tren sale a las 10, pero antes de partir tomemos con calma un café, que en casa no tendré tiempo de nada. Y llegué puntual, con mi mochila de ocho kilos, las botas puestas y el corazón para esperarte. Cuando el reloj me molestó con dudas, te marqué. Tu teléfono apagado me hizo alucinar, se quedaría dormido?, habrá tomado algo?, dónde está? No sé si alguien más ha vivido ese momento, o es un desvarío propio y recurrente cuando la escena donde te encuentras comienza a girar al alrededor, como si en el centro se agolparan todas las palabras, se aglutinaran todas las emociones y una voz en off dijera, muévete, reacciona, toma una decisión ahora. Después de muchos intentos fallidos en llamarte, cuando me senté para pensar, dos palabras en el whatsapp me aclararon el contexto.  No iré. Y entiendo que parecerá predecible pero bastó ese mensaje para regresar a la voz en off y hacerle caso. Me subí al tren. El vuelco de lo no esperado quizá me hizo dormir. No, para ser sincera no fue eso, fue la pastilla de emergencia que siempre llevo en el bolso, Desperté en otra estación. Sola. Ya no tenía mas pastillas para darme valor.  Lo que tenía era la vida de frente. Esperando que yo actuara. Llegué a Irun y comencé a caminar.  Unos pasos adelante las flechas amarillas me indicarían el camino. Mi destino hacia el símbolo de una concha.

lunes, julio 04, 2016

Real y realidad

Esto que ves no es real, lo real no lo puedes soportar. Sería tan dramático, tan duro, que falleceríamos al primer intento de enfrentarlo. Lo que respiras y yo no somos reales. La planta no te deja ver al microinsecto. El polvo es una nube, la lluvia otro momento. Mis pies pisan universos que no advierto en la húmeda tierra de la tarde. No puedo darme cuenta de lo real.  Y eso me agobia, asimilo mi pequeñez de ser humano. A lo más, puedo acceder a la realidad. Ese velo colocado por el que percibimos el tiempo.

sábado, julio 02, 2016

La imagen del tiempo cayendo

Vamos a trocar la palabra tiempo, por la imagen de un espacio ausente. Quizá al principio te cueste trabajo acostumbrarte. Pero prefiero este cambio radical a ser eternamente esclava. Hoy tiro al río mi reloj de pulsera y te entrego en cintas blancas las manillas de mis horas.