Este cielo amanecido, con ojos grandes y grises, se asoma a mi ventana y sólo encuentra un café frío, tras el desvelo y la ausencia. Hoy mi cuerpo no escucha su latido, el vacío es un océano que ha inundado todo de silencio. La esperanza se ha ido, ver bajar la marea es haber perdido cada intento como tantas veces y hay anhelos que ya no se recuperan. Mi corazón debe encontrarse en otro lugar, otro cielo hace diez años le dijo que debía encontrar su montaña, viajar en un cometa, amarrarse a un girasol. Debió abandonar este cuerpo sin sentido. Busco una voz que por dentro de mi diga que debo salir a perseguirlo, pero no la escucho, el incesante respiro del mar lo llena todo.
2 comentarios:
Es un pensamiento hermoso¡¡¡ Emociones encerradas en el curso de un poema en fragmentos... Me encanta¡¡¡
Gracias Evelyn por pasar y por tu comentario.
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