Parece lento el viaje de
las nubes, como la travesía del otoño en esta tarde. Pero el tiempo no perdona,
cada gota de segundo es lacerante y cada instante sabe a un trago de temor. La
sospecha de que afuera está el futuro, asomando en el ojillo de la puerta, me
aleja de mi esencia que hoy parece derrotada. Hay un antes y un después en
todas las historias. Mi antes comenzó en tus ojos, en el momento que adiviné
tu rostro, en el trayecto que te vi crecer. Mi antes ya terminó, en el segundo
quebrado que durmió tu risa, en el ahora en que espero que despiertes. Hoy el futuro imprudente me vigila. Después no sé qué
haré.
Blog de experiencias cotidianas. Te hablaré de libros, de cine, amor y desamor. Te hablaré de lo que hablamos todos.
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